Coaching Vocacional
- Daniela Boschi
- 1 feb 2017
- 2 Min. de lectura

La adolescencia es una edad en la que se generan conflictos, dudas, indecisiones. Muchas veces no encuentran espacios de diálogo, de escucha, y como padres, aunque hagamos lo que sea para entender y acompañar, muchas veces parece no ser suficiente, o simplemente hay cosas que se escapan.
Además de los conflictos propios del adolescente, se suman cuestiones propias y trascendentes de la edad, como la integración en el medio social, el sentirse aceptados, que forman parte de su grupo de pertenencia, y ahí también empiezan cuestionamientos que tienen que ver con la imagen personal, dudas, incertidumbres que muchas veces afectan la autoestima y valoración del adolescente.
Muchas veces se generan miedos e inseguridades que son como una bola de nieve, que va creciendo y distorsionando la esencia misma de la persona, generando la necesidad de encontrar fuera aquello que creen que necesitan para su vida.
A todo esto, hay que sumar que, decisiones consideradas trascendentes para la vida y el futuro se plantean en esta etapa, generando aún más dudas, y en muchos casos no se sienten preparados o maduros para esto.
Todo esto tiene una causa común, que se relaciona con los pensamientos que se validan, que se toman por ciertos, y van rigiendo lo que se considera es la realidad, como expectativas, ilusiones, esperanzas; que luego si no se cumplen, la frustración no es fácil de manejar a esta edad y con tantas dudas.
Además de todo lo dicho, los chicos pueden tender a generan creencias en base a supuestas expectativas de los padres, decodificando mensajes según lo interpretan, y que nada tiene que ver con lo que piensan u opinan sus padres. Siguiendo el refrán, uno sabe lo que dice, no lo que el otro escucha.
Por eso, es importante trabajar con el adolescente, antes de la elección vocacional, cuales son los miedos y presiones a las que se enfrenta al momento de tomar la decisión, que expectativas supone que se tienen sobre él, y ante todo que comprenda que las decisiones que se toman no tienen porqué ser definitivas, que los errores no existen, y en todo caso tomarlos como oportunidades de vida y aprendizajes, para que luego de "quitada la mochila" tome la decisión en total libertad y libre de presiones.
Es una buena forma de que el chico se contacte con esa sabiduría que todos tenemos , y que sea ella misma la que lo guíe a su destino.
El Coaching Vocacional, por tanto apunta a encontrar, a través de un proceso corto (aproximadamente 6 sesiones), esa vocación a través del conocimiento personal, y del trabajo integral sobre creencias, miedos y expectativas para llegar realmente a la esencia de la persona.
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